El
nacimiento o desarrollo inicial del capitalismo puede ser ubicado
históricamente en el momento en el cual los estados feudales empezaron a caer y
las ciudades europeas comenzaron a estimular el recurso al comercio como
principal actividad económica (a partir de los siglos XV y XVI). Esta situación
permitió el surgimiento de un nuevo grupo social, la burguesía, que comenzó a
basar su poder en su propio trabajo y en los márgenes de ganancias que éste le
dejaba, en vez de en derechos divinos o ancestralmente establecidos como solía
suceder con la nobleza o la realeza. Los historiadores y economistas dividen a
la historia del capitalismo en tres grandes períodos o etapas: la del
capitalismo mercantil (siglos XV a XVIII), la del capitalismo industrial
(siglos XVIII y XIX) y la del capitalismo financiero (siglos XX y XXI).
El
capitalismo es un sistema socioeconómico en el cual los medios de producción y
distribución son de propiedad privada y con fines de lucro. Además, las
decisiones relativas a la oferta, la demanda, el precio, la distribución y las
inversiones no son tomadas por el gobierno. Los beneficios se distribuyen a los
propietarios que invierten en empresas y a través de estas los salarios se
pagan a los trabajadores.
El
capitalismo es el sistema socioeconómico basado en el reconocimiento de los
derechos individuales, donde toda propiedad es de carácter privado y el
gobierno existe para prohibir el inicio de violencia humana. En una sociedad
capitalista, el gobierno tiene tres órganos competentes: la policía, el
ejército y los tribunales de justicia.
El
capitalismo sólo puede funcionar cuando hay medios sociales y tecnológicos
suficientes para asegurar el consumo y acumular capitales, por ejemplo, tiene que
existir el empleador, quien posee los recursos y el capital y, busca la
maximización del beneficio propio por medio de la acumulación y producción de
los recursos; también los empleados, quienes venden su trabajo (el salario) a
su empleador; y, por último, los consumidores, quienes buscan obtener la mayor
satisfacción o utilidad adquiriendo lo que quieren y necesitan en función a la
calidad del producto o la cantidad de su precio. Cuando esto sucede, el sistema
se ha mantenido e incluso aumenta la capacidad económica para producir riqueza.
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