El cortoplacismo se ha convertido en el paradigma dominante
y se ha ido incrustando tanto en el mundo financiero como en la actividad
empresarial.Las empresas de la economía real dominadas por el cortoplacismo se
convierten en actores sociales debilitados y quedan sobre-expuestas a los
rigores del mercado dada su falta de solidez. A ello contribuye un sector
financiero que hoy ha cerrado el grifo, pero que hasta no hace mucho les
facilitaba cantidades ingentes en préstamos para proyectos discutibles vinculados
a la generación de resultados a corto plazo. Este sector financiero, hoy
abrumado por sus propias dificultades de solvencia y liquidez, se coloca al
otro lado del péndulo y, aduciendo el gran riesgo que representan estas
empresas, niega el crédito para algo mucho más racional que la economía
especulativa: la re-fundación de los negocios y el re-lanzamiento de proyectos
a largo plazo.
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