La causa principal que desencadenó los
disturbios fue la precaria situación laboral y social creada tras la
introducción de moderna maquinaria en la producción de textiles, arrastrando a
la ruina a los telares tradicionales, impotentes a la hora de competir con las
fábricas de reciente creación. Los viejos artesanos perdieron sus negocios y
cayeron en el desempleo.
En pocas palabras, por ludismo se entiende la
primera etapa del movimiento obrero, dirigido contra la introducción de
innovaciones tecnológicas “máquinas”. Se caracteriza por el uso de la
violencia. De ese modo, se pretendía presionar a los patronos para evitar
despidos, mejorar las condiciones laborales y buscar aumentos de salario. El
gran historiador Eric Hobsbawn ha denominado a esta etapa la de la
"negociación colectiva a través del motín".
Las acciones contra las máquinas constituyeron
el precedente de otras venideras, mejor organizadas, dirigidas no
contra las máquinas, sino contra sus propietarios.
Otros países padecieron similares desórdenes:
fue el caso de Francia (entre 1817 y 1823), Bélgica, Alemania o España (Alcoy
en 1821 y Barcelona en 1835).
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