La
palabra consumismo proviene del latín «consumĕre» que significa gastar o
destruir y de la palabra ismo del latín -ismus y este del griego -ισμος
(-ismos), sufijo que formaba sustantivos de acción a partir de verbos y que
describe actualmente una tendencia innovadora, en especial en el pensamiento y
en el arte.
La
noción de consumo de bienes, productos y servicios se encuentra íntimamente
relacionada con el sistema capitalista. Si bien en la historia de la humanidad
siempre estuvo presente la noción de consumo, el mismo obtiene un valor o
significado especial a partir del momento en que el capitalismo se establece
como sistema rector de la sociedad.
El
consumo es lo que sigue a la producción de determinados productos y servicios,
siendo el paso final de la cadena económica. De tal modo, a mayor consumo,
mayor será la producción y por lo tanto, más dinámica será la economía. El
consumo siempre implica la posesión de una determinada cantidad de dinero o
capital que se invierte en la compra de un producto o bien (de larga o corta
duración, por ejemplo una casa o un alimento respectivamente), y esa compra
tiene que ver siempre con la posibilidad de aumentar el nivel de vida de una
persona.
Se
pueden establecer tres tipos de consumo según función de las necesidades del
sujeto y de la frecuencia en el gasto del bien o servicio:
- Consumo
experimental: el consumo del producto o servicio se
produce por novedad o curiosidad.
- Consumo
ocasional: el consumo es intermitente, basado en la
disponibilidad del bien o servicio o en la satisfacción de necesidades no
permanente.
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