Bourdieu propone que quienes cuentan con mayor capital cultural (activos sociales no económicos, como la educación y otros que permiten la movilidad social en términos más amplios que el mero ingreso) son quienes determinan lo que constituye el buen gusto en una sociedad. Los que tienen menos capital general aceptan este gusto y aceptan la diferencia entre alta y baja cultura (clásica y popular) como algo legítimo y natural, y en consecuencia aceptan también las restricciones a las equivalencias existentes entre tipos de capital (económico, social, cultural). Quienes tienen menos capital general no son capaces de adquirir un capital cultural considerable, porque no cuentan con los medios necesarios para hacerlo. Esto puede referirse, por ejemplo, a la incapacidad de algunos para describir
"Si yo estuviera del otro lado, no del lado de la gente, no habría nadie que escuchara mis opiniones". Sócrates de Souza
sábado, 4 de julio de 2015
Distinción
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